La vida como obra de teatro
Se dice que los estoicos empezaron a emplear el nombre de la máscara de los actores (personare, “sonar a través”) para definir a los individuos. Allí, tras la máscara, está la persona, aunque sólo podamos escuchar su voz. Es una etimología muy adecuada (aunque existen dudas acerca de si es correcta) para indicar que nuestro paso por la vida es como representar un papel. La metáfora tan repetida de que la vida es un teatro (theatrum mundi) se debería, entonces, a que los personajes del teatro eran precisamente los que llevaban la máscara, que servía para que los demás supieran a quien estaban representando. Como dice Epícteto: “Acuérdate que eres actor en una obra teatral, larga o corta, en que el autor ha querido hacerte entrar. Si él quiere que juegues el papel de un mendicante, es preciso que lo juegues tan bien como te sea posible. Igual que si quiere que juegues el papel de un cojo, un príncipe, un hombre del pueblo. Pues eres tú quien debe representar el personaje que te ha sido