MENTE, CUERPO Y ESPIRITU

El ser humano se compone de tres estructuras: cuerpo, mente y espíritu. Es simple. ¿Por qué complicarlo? Cuando algo parece complicado es porque lo es, y el ser humano es simple y sencillo. El espíritu habita en el cuerpo y se relaciona con el exterior a través de la mente. Ese espíritu forma parte del espíritu universal. No hay separación.
Cuando se está en conexión consciente con el mundo interior se experimenta este principio universal y surge la vida que todos somos. Es cuando existe desconexión con nuestro interior que se comienza a vivir en un caos generado por la mente. Entonces, todo parece muy complicado. Pero, ¿lo es?


En el intento de responder a esa pregunta podemos observar a nuestra mente en acción. La desconexión con nuestro ser se produce al identificarnos con la mente. ¿Cómo recuperar lo que nunca hemos perdido, sino que tan solo hemos olvidado?

Ante todo, se hace necesario regresar a la simplicidad. Es posible iniciar el trabajo por cualquiera de las tres estructuras mencionadas, ya que cualquiera de ellas puede llevarnos de retorno al origen.
Si se elige el cuerpo se puede reconectar gracias a prácticas como el Hatha Yoga, el Tai-chi, Qi gong, Danza libre, etc. Han de ser ejercicios en los que la atención juegue un papel tan relevante como la propia actividad, pues no se trata de realizar una actividad física, sino de despertar la consciencia a través del cuerpo, haciéndonos así conscientes de nosotros mismos.
Para la mente se disponen de prácticas como el Radja Yoga, la Psicología transpersonal, Terapia Gestalt, Eneagrama, Esencias florales, etc. La expresión de nuestras emociones y pensamientos resulta vital, sobre todo si quien nos escucha o instruye vibra en un nivel elevado de consciencia, pues la llama de su luz encenderá la nuestra.

Para la conexión con el espíritu existen diversas herramientas como la meditación, la contemplación y la oración. En última instancia vienen ser lo mismo. Al principio, en meditación se utilizan técnicas, y en oración palabras. Al final, habrá que abandonar las técnicas y las palabras para dar lugar al silencio interior que genera la conexión consciente con nuestra auténtica naturaleza.

En realidad, va a dar igual por donde se comience, pues cuerpo, mente y espíritu forman parte de una misma unidad. Todo está unido e interrelacionado, y el trabajo sobre una estructura afectará a las demás. De este modo, se logrará que el equilibrio y la armonía queden instaurados de modo progresivo. Lo importante es permitirse comenzar.



Publicado en la revista “Red Alternativa” – Octubre 2.007

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