FRAGMENTO DE BREVIARIO DEL CAOS



Si la gente ya no confiara en nada y no creyera en nada, se negaría, inmediatamente, a multiplicar su semilla y nuestros problemas serian resueltos, en una o dos generaciones, mediante el despoblamiento universal. Esto que expongo aquí no soy el único en desearlo pero, si hay quienes piensan como yo, ¿cuántos osarían escribirlo o, mejor, abrazarlo desde lo más alto de un púlpito, proclamandolo a los cuatro vientos? ¿Y qué gobierno toleraría una enseñanza de esta especie? ¿Y qué religion semejantes homilías? Nos piden insistentemente confiar y creer; confiar en lo que sea para poder confiar en algo y creer en lo que sea que queramos creer y, para ello, somos libres de elegir entre tonterías a nuestra conveniencia siempre que sean estúpidas. Ahora bien, todos los fines que se asigna la esperanza y todos los objetos que la fe se otorga tienen en común el deseo de que seamos estúpidos ahora y para siempre; además de imperdonables, pues no podemos permanecer imbéciles, una generación más, entre medios que se han vuelto más libres que nosotros mismos.
Una vez que la gente sea persuadida de que sus hijos serán más infelices que quienes los engendraron y sus nietos aún más infelices, una vez que sean persuadidos de que no hay un remedio en el universo, de que la ciencia no hará milagros y de que el Cielo esta tan vacío como sus bolsillos, de que todos los religiosos son unos impostores, de que todas las religiones se extralimitan, de que todas las políticas son impotentes y de que todos los gobernantes son estúpidos, se abandonarán a la desesperanza y vegetarán en la incredulidad, pero morirán estériles.


Albert Caraco

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