El Ego

Cuentan que una tribu en Asia, ante la convalecencia de su anciano lider, fue arrasada por varias tribus rebeldes y despojada de prácticamente todas sus tierras. A la muerte del gobernante, el hijo mayor quien había prometido a su padre, en su lecho de muerte, que recuperaría los territorios perdidos, asumió el liderazgo. Como el nuevo jefe no tenía mucha experiencia en batallas y estrategias, buscó el consejo del guía espiritual de la tribu, un hombre muy astuto y poseedor de una gran intuición, quien supo recomendarle cómo recuperar sus antiguas posesiones. El joven líder, quien deseaba lo mejor para su gente, reconquistó poco a poco las tierras sustraídas por sus enemigos; consiguió así la admiración de su pueblo, el cual mostró su alegría por el bienestar recuperado, Contento con los sabios consejos de su guía, el muchacho lo buscó repetidamente para solicitarle la misma recomendación:"¿Cuál es el próximo enemigo que debemos vencer?". Y este, haciendo gala de su astucia, seleccionó al próximo contrincante de acuerdo con sus fortalezas y debilidades, de tal manera que la victoria estuviera asegurada.
Sin embargo, una vez recuperados sus territorios, el joven líder dejó que la ambición y el deseo de poder consumieran su espíritu. Pronto se fijó una nueva meta: crear el imperio más poderoso de Asia. Luego de vencer a varios pueblos vecinos, logró su objetivo. Tiempo después, el líder se había convertido en un emperador cruel y distanciado de su gente. Su único anhelo era conquistar más tierras para sentirse cada vez más poderoso, y así satisfacer sus necesidades egoístas.
Al cabo de algunos años, el soberano volvió a pedir consejo. "Y ahora, ¿quién es el máximo enemigo que debo vencer?", preguntó a su maestro. Esta vez, el anciano le contestó: "La respuesta está en el fondo del lago. Ve a buscarla". Intrigado por esta indicación, el emperador se dirigió hacia el lago ubicado al costado de su palacio. Tomó un bote, remó hasta la parte más profunda y se detuvo allí a observar.
Era un día soleado y de mucha calma, y aunque logró ver algunas piedras en el fondo, no pudo comprender su significado. Después de algunas horas, frustrado por la experiencia, regresó a su palacio e increpó a su guía: "No pude ver nada en el lago. Déjate de acertijos y de una vez, dime quién es mi peor enemigo". "Es increíble que no tedes cuenta" -contestó el sabio-. "Lo has tenido frente a ti. Tu peor adversario es el reflejo de tu propia imagen. Tú eres tu peor enemigo.
Eres un líder alejado de su gente, que solo quiere incrementar su poder y engrandecer su ego. Tienes un enorme ejército, pero este ya no se siente comprometido con el pueblo, ya que, como tú, está infectado de tal soberbia que no le permite ver sus propias carencias. Estas haciéndote daño a ti mismo, así como a tu pueblo y a tu ejército. Te estás volviendo vulnerable para futuros opositores. Tú eres tu más temible rival"

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