SONRIAMOS
Tres grandes dones ha hecho Dios al Hombre: el sueño, la esperanza, la sonrisa.
Ninguno de ellos sabemos apreciarlo bastante. Que sin el sueño moriríamos, sin la esperanza nada valdría nuestra vida, ya lo sabemos; pero nunca pensamos en el gran valor de la sonrisa.
Sin embargo cuántas cosas encierra una sonrisa. No es solamente un juego de los músculos de la cara, desarrollador por el hombre a su antojo. La sonrisa de la infancia;espejismo de la felicidad del paraíso; la sonrisa de los enamorados; expresión de lo invisible de sus almas, de sus sentimientos. L sonrisa de la madre que contempla a su criatura: manifestación del más sublime sentimiento humano.
¿No es acaso, que entre todos los seres creados sólo el hombre sabe sonreir?
También desde el punto de vista de la salud, es muy importante el buen humor. Conservar el buen humor, aceptar con feliz filosofía los pequeños contratiempos de la vida, recibir sonriendo a los hombres ya los acontecimientos, es el verdadero elixir de sana y larga vida.
El hombre sonriente lleva en la cara su tarjeta de presentación; tiene casi seguro una favorable acogida, tan esencial para el buen éxito de cualquier asunto.
El hombre de buen humo casi siempre tiene más éxito que el pesimista, porque una persona alegre empieza su trabajo con más fe, dedica a el más energía y en su decisión y actos no toman parte las oscuras y desagradables preocupaciones de cohíben a un pesimista.
Apreciemos la sonrisa es su valor y ejercitémosla. Con ello haremos la vida más agradable.
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