NO PERMITAMOS QUE EL ORGULLO NOS CORROMPA
El orgullo puede ser el resultado de muchos factores: nacionalismo, racismo, distinción de clases y castas, la educación, la riqueza, el prestigio y el poder. De una forma u otra, el orgullo puede introducirse fácilmente en nosotros sin que nos demos cuenta y corromper nuestra personalidad.
Muchas personas parecen humildes cuando tratan con un superior o hasta con sus iguales. Pero, ¿qué ocurre cuando esa persona aparentemente humilde consigue un puesto de autoridad? De repente se convierte en un déspota que amarga la vida a sus supuestos inferiores. Puede ocurrir cuando alguien se pone un uniforme o lleva una chapa que indica que tiene poder. Hasta los funcionarios públicos pueden actuar con orgullo al tratar con el público. El orgullo puede hacernos duros, insensibles; la humildad nos hace amables.
Dice la biblio “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse; Y un espíritu altivo, antes del tropiezo. Mejor es ser humilde de espíritu con los mansos que dividir el despojo con los que así mismo se ensalzan”.
Se ve, pues, que el orgulloso es capaz de ser insolente, de humillar a los demás. Disfruta lastimando al prójimo de manera fría e impersonal, y luego se regodea con el malestar y oprobio que le causa. Pero minar o destruir el amor propio de los demás es una espada de dos filos, pues resulta en perder a un amigo y, muy probablemente, ganarse un enemigo.
Según el helenista William Barclay, la palabra griega HUBRIS es crueldad y orgullo mezclados, es la arrogante soberbia que induce al hombre a pisotear los sentimientos de sus semejantes.
El escritor francés Voltaire dijo que la humildad era “Modestia del alma, el antídoto del Orgullo”. En efecto, es necesario tener humildad Mental. El humilde es modesto de espíritu, no altivo. Es muy respetuoso y considerado
Conozco un sitio donde se cultiva HUBRIS, jajajaja.
ResponderEliminarMe encanta este blog! 😊
Gracias por el comentario Jessi, me anima a seguir escribiendo. Y alejate de los Hubris!!!!!
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